EL REFUGIO DE LA NOSTALGIA

Yo también nací en el '53 y jamás le tuve miedo a vivir. Me subí de un salto en el primer tren hay que ver en todo he sido aprendiz. No me pesa lo vivido, me mata la estupidez de enterrar un fin de siglo distinto del


 

En el coche suena una canción de mi infancia, me la ponía mi madre y ya era un clásico entonces. Es curioso, si cambias la fecha de la letra (el año de la generación de mis padres) y la cambias por la fecha de cuando nací yo (el 83), esta canción es completamente actual. 

Perdonad, llegó enero, un nuevo año comienza y no puedo evitar echar la vista atrás. Sucede que tengo la sensación de que esta nostalgia me (nos) está acompañando más de la cuenta durante estos últimos años. 

Me explico. 

Estamos viviendo un continuo “remember” en contenidos televisivos, campañas de publicidad o lanzamiento de productos. La continuación de la Saga Star Wars, Operación Triunfo con “drama” Bisbal y Chenoa incluidos, los libros de “Yo fui a EGB”, el inminente concierto de “The Love’s 90s”, el documental de Oasis Supersonic, el programa de TVE “Espinete no existe”, la serie “Madres Forzosas” etc., etc., etc.

Me pregunto a qué se debe tanta nostalgia. 

Desde el punto de vista del marketing no hay duda: la nostalgia es una herramienta poderosa para vender que viene usándose desde hace mucho tiempo. El Marketing persigue que mediante un concepto o idea, regresemos a un momento dulce del pasado y por tanto que asociemos nuestra marca/producto a ese momento tan bonito, creando un vínculo emocional. 
Esto también tiene su explicación científica, ya que nuestro cerebro selecciona los mejores recuerdos del pasado, eliminando o “enterrando” de manera subconsciente aquellos mas tristes.Según Raquel Peláez en su artículo de Vanity Fair el negocio de la nostalgia, el de vendernos películas y libros con personajes e historias de nuestra niñez, consiste en “adulterar ese pasado, en convertirlo en un pasado de garrafón para sacarle más rendimiento a las consumiciones”. 

Esto explica por qué nos parece que todo tiempo pasado fue mejor, pero yo me pregunto si esto es identificativo de una sola generación. Todos estos productos, series, campañas de publicidad que se anclan en la nostalgia, van dirigidas a un público muy concreto: los nacidos entre los 80 y 90. ¿Por qué solo a nosotros? ¿somos una generación de nostálgicos? 

Para Aleix Saló, dibujante de la generación de la EGB, la cultura hipster «es una cultura enamorada del pasado y cínica ante el futuro que vive concentrada en exprimir el presente», como todos los que nacieron en la década de los 80. 

¿Por qué? «Es curioso, nuestros padres sufrieron en casa la estricta disciplina de nuestros abuelos, pero ahí fuera, les esperaba un mundo con multitud de oportunidades, que premiaba a aquellos que trabajaban duro. A nosotros nos ocurrió justo lo contrario. Fuimos la generación más mimada en casa, pero fuera nos esperaba un mundo hostil y poco prometedor. La vida de nuestros padres dibujó una curva ascendente de progreso y libertad, la nuestra, lo contrario»,opina.
or otra parte, la nostalgia también nos ayuda a sentirnos parte de un grupo, ayuda a aumentar la 

empatía y el sentimiento de conexión social. Por ejemplo, una comunidad como la del blog Yo fui a EGB” hace que todos nos sintamos identificados y pertenecientes a un grupo. Pero eso también tiene su lado negativo, ya que según el psicólogo Constantine Sedikides: “Todo lo que incrementa la unión dentro de un grupo también tiene el poder de incrementar la negatividad hacia otros grupos”. Esto se podría traducir en que los que hicimos la EGB consideremos que los de la ESO no tienen ni idea de nada. 

La palabra nostalgia se nutre, en su raíz griega, de nostos, que viene de nesthai (regreso, volver a casa), y de algos (sufrimiento). Podría definirse entonces la nostalgia como el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. 

Volver al pasado reconforta, es un lugar cálido y seguro que siempre va a estar ahí cuando necesitemos huir de nuestra realidad. Pero es eso justo lo que debería ser, un refugio puntual que oxigene nuestros anhelos y no nuestra casa habitual de donde no queremos salir. 

Cuando arranco una flor de Jazmín me transporto a los veranos de mi infancia: estoy en la casa de campo y como mazorcas de maíz; cuando escucho el disco favorito de mi adolescencia veo a mi primer amor: va montada en su moto violeta y fuma tabaco rubio. Digo esto porque no tengo ninguna duda de que cuando dentro de unos años lea este artículo perdido, recordaré un tiempo maravilloso en Madrid donde podía divagar sobre quien soy en compañía de la persona que quiero.


Yo también nací en el 83.
y soñé lo mismo que sueñas tú
como tú no quiero mirar atrás
sé muy bien que puedo volverme sal. 


Juanjo Sayas
Redactor y Publicista
Twitter: @juanjosayas
LinkedIn: Juanjo Sayas

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