GEORGE HARRISON

Hace unos meses, no puedo negarlo, empezó a sonar “Something”, en mi cabeza.

En mi familia somos excesivamente musicales, se puede decir que si no eres musical, no eres de mi familia. Pero eso sí, aunque nos guste todo tipo de música, hay una regla, no una regla establecida, nombrada o escrita, pero todos implícitamente la sabemos, “los Beatles, son los dioses de la música”, y si no sigues este lineamiento, es mejor que abras la puerta de la casa y te marches, suena drástico, pero aseguro que si hubiera el caso así tendría que ser.

No recuerdo cuando los descubrí. Siempre me cuenta mi madre, que era muy bailarina desde pequeña, ¿cómo no?, si vivía con un padre que todo el día ponía música a todo volumen o que se ponía algunas tardes o los sábados a tocar la guitarra. Soy la primera de tres hermanos y creo que eso hizo que viviera más el lado musical de mi padre. Porqué éramos él y yo, en su estudio o en el cuarto de estar, disfrutando del cuarteto.  Recuerdo que siempre iban y venían diferentes cantantes o conjuntos, como Los Bravos, Timbiriche, Elvis, el Dúo Dinámico y otros más, pero los que siempre estaban haciéndonos compañía, eran John, Paul, George y Ringo, los Beatles.

 

Mi favorito era George Harrison, no era lo típico. Creo, que por eso era por lo que me gustaba. Era reservado, varonil, tenía un punto desenfadado, era peludo (aunque suene raro, algo con peso para mí) y lo principal me daba paz. Eso no sé si sea porque él siempre iba fumado o porque de verdad era así.  Nunca pensé que se me podía meter tanto la imagen de George Harrison, en la cabeza, ya que era alguien que jamás había conocido.

Como dice mi madre, a ti los hombres sin pelo no te gustan, ¿será por George, que casi siempre llevaba bigote o barba? Con el tiempo, me he dado cuenta que lo que más busco en un hombre es lo mismo que veía en Harrison, que sea reservado, varonil, me dé paz, etc., bueno y no olvidemos, que tenga por lo menos bigote. Creo que cada vez que conozco a un hombre inconscientemente hago un comparativo del chico, con la imagen que me he creado de George Harrison. Además, una de mis canciones favoritas y una de las que me hace saber qué estoy enamorada, cuando se pone en modo repeat en mi cabeza es “Something”, que curiosamente es una de las canciones que escribió me Beatle favorito, lo que ya me delata, del todo lo que estoy sintiendo, es que solo canto una estrofa, “Something in her smile that shows me. That I don’t need no other lover”, porque para mí lo mejor de un ser humano es cuando sonríe, así que creo que analizando esto cuando el chico que me gusta está conmigo y sonríe, quiere decir que todo va viento en popa.

 

Pero siendo honesta he aprendido a bajar el volumen de esa canción, ya que me puede llegar a poner muy nerviosa, porque me ha hecho darme cada tope contra la pared y derramar un par de lágrimas, por lo que más me vale escucharla lo menos. Esta vez parece diferente, porque por más que intento bajarla, el volumen sigue subiendo. Habrá empezado a sonar por ahí de agosto, cuando lo conocí. Ahora que estamos en noviembre el volumen ha subido.

Hoy en una exposición de fotografías, estoy viviendo un surrealismo, una coincidencia, me encuentro con una foto de mi cuarteto, de John, Paul, George y Ringo, y en la visita estoy con él, el causante de la subida de volumen de la canción. Estoy parada frente a la foto, admirándola. Veo al cuarteto de Liverpool reunido, componiendo, George con su guitarra en mano, pensativo, enamorado. Podrían estar escribiendo “Something”, pensé. Empieza a sonar la canción más y más fuerte, juro que la gente me mira, creo que la pueden escuchar. Sudo. Me concentro, para relajarme.

 

Él se para a mi lado. La canción está a toda potencia. Se acerca más a mí. Me roza sutilmente. Yo suspiro. Pienso. ¿Será mi George Harrison?

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