¿Y CÓMO SOBREVIVE UNA MEXICANA SIN COMER PICANTE EN MADRID?

Lo habré escuchado ya cien veces…


…Las mismas cien veces que escucho un “Eso es imposible” cuando les digo que no como picante. Seré la excepción que confirma la regla, digo siempre convencida. O será que tanta garnacha (fritura para los no “mexicano-parlantes”), ya no me deja estómago para más.


Pero es la pregunta con la que gran parte de las veces envuelven un ¿cómo sobrevives lejos de tu familia?, ¿cómo te adaptas a otro país?, ¿no te dan ganas de volver corriendo a casa? Porque seamos realistas, mexicano que se respete, siempre encuentra picante… 

Y es entonces cuando empiezas a contar que has descubierto restaurantes mexicanos, que cada vez que puedes tienes sobredosis de tacos y que si pudieras te los pondrías directamente en vena. Que disfrutas como si de Navidad se tratara de esos desayunos con chilaquiles o de las visitas a tiendas de productos mexicanos que empiezas por comprar un caprichito y acabas pidiendo una hipoteca para llevarte la tienda entera. Y me corto una mano si se sabe de un mexicano que no tenga escondido por todos los rincones de casa el alijo de comida que metemos a presión en las maletas cada vez que vamos a casa

Al ir contándolo me doy cuenta de que puedo hablar durante horas de comida. El pozole, las gorditas, sopes, tlayudas, tamales, zacahuil… (Y ya no paro de salivar), pero que nada sería lo mismo si todos esos manjares no fueran compartidos. Da entonces igual el menú, lo importante es compartirlo con la gente adecuada. Y no, no hablo de guetos mexicanos que se reúna en lugares secretos a comer platos impronunciables. La gente adecuada es esa con la que no importa si hablas en “mexicano”, en castellano o en inglés. La gente adecuada es con la que puedes hablar de tu día, de tu pasado, de tus creencias, tus miedos, tus sueños, la infinidad del universo, tu “pelazo” o llorar de risa hasta que te duela la panza. Gente con la que se detiene el tiempo, con la que puedes amanecer hablando, la que te llama de madrugada para llorar o para contarte ese chiste que si te contara mañana no sería igual de gracioso, con la que puedes tomarte un desayuno virtual a 10.000 kilómetros de distancia. La gente adecuada es con la que simplemente eres tú, sin filtros. 

Y entonces no importa en dónde estés, así es como sobrevive una mexicana: 

  1. Con el picante que traes en la maleta, tus amigos de casa que ves poco pero pareciera que nunca te has separado de ellos y que atesoras en los rincones de tu corazón.
  2. El picante que vas descubriendo en tu día a día, la gente de aquí, de allá y de todas partes con las que puedes tener todo o poco en común, pero te hacen sentir que los conoces y te conocen de toda la vida.
  3. Y el picante que tienes sembrado en casa, tu familia; que no importa lo lejos que esté, lo mucho o lo poco que puedas verlos, lo grande o lo pequeña que sea, siempre han estado, están y estarán contigo condimentando tu vida.

…Porque cuando lo pienso, tienen razón, ¡es imposible vivir sin picante!

Patty Román
Mexicana

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